7 de diciembre de 2024

Voy a apagar la luz para pensar en ti… (puntos que arrojan luz respecto a los apagones)

Luneta

Fernando Sánchez

Después de varios días de apagones los mitos, las elucubraciones y las realidades han salido a la superficie, incluso los más “iluminados” aseguran que Biden está enojado porque AMLO no lo fue a saludar luego, luego… y por eso nos bajaron el interruptor. Lo que es verdad es que en todo tiempo una idea se simboliza con un foco prendido y hoy día es mejor idea todavía… un foco ahorrador.

Definitivamente, creo que el futuro será de las energías limpias, aunque “fósiles” siempre habrá hasta para echar para arriba, no obstante, usted ni yo podemos comenzar el futuro mañana, aunque como frase publicitaria se escuche muy bien para cualquier marca de tecnología…

Y digo esto porque, a partir del cambio climático -que como decía FOX- ese cambio sí se nos quedó, los eventos fuera de presupuesto, llámense pandemias, tormentas invernales, golpes de calor, etc., son un gran desafío para un gobernante que está haciendo lo posible (y lo imposible) por sanar deudas del pasado, emergencias del presente y retos del futuro. Es decir, gobernando en 3 tiempos verbales.

Más allá de explicaciones simplistas o detectivescas, el diagnóstico es tan simple, como el de cualquier enfermedad compleja y multifactorial:

  • México tuvo una sólida infraestructura energética a lo largo del siglo XX que llevó al país a ser uno de los principales países productores de petróleo y gas natural durante muchos años. Los tiempos de bonanza de estas industrias, controladas por el Estado durante casi todo el siglo pasado, comenzaron a decaer en la década de 2000, a tal punto que hace años que México perdió su independencia energética.
  • Por el otro lado el precio de ese combustible, que se encareció 5.000 %, en los últimos días según los cálculos de la CFE.
  • La política energética de México se ha inclinado a importar gas más barato que el que se extrae de los pozos petroleros. Ese combustible es el usado para generar alrededor de 60 % de la energía del país. Y cerca del 80 % proviene de Estados Unidos, principalmente de los campos productores de Texas. A su vez, el país solo cuenta con espacio para almacenar poco más de 5 días de reservas de gas natural.

Está claro que, además de los negocios y el tráfico de influencias, la directriz para Pemex desde la década de 1990 fue generar más dinero, vendiendo más petróleo y menos gas. Tal vez en su momento la decisión financiera sonó adecuada, pero siempre fue socioeconómica inviable, por lo vulnerable que nos deja como país.

Ante estos retos AMLO ya reaccionó y propuso comprar gas natural que se inyecte al sistema a través de cuatro buques cisterna que llegarán a puertos del noreste del país. Además, ha ordenado la ampliación de la producción en plantas generadoras que usan carbón o combustóleo.

Y hasta aquí el análisis, espero que esta suma de puntos le sirvan para no andar tan a oscuras, y para saber que a la hora de alumbrarnos… hay más de tres Méxicos: el que aún prende mecheros y con ellos vislumbra el presente, el que sueña con páneles y abanicos gigantes y con ellos proyecta legítimamente el futuro, y el México de quienes aprovechan los apagones para asaltar la opinión pública añorando con la Lu$ que les dejaba el pasado.

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