8 de diciembre de 2024

La Política Actual en México (2021) Parte 2

A propósito de suscribir un pacto por una democracia verdadera y transitar hacia un régimen político decente y eficiente

Crónicas Ausentes

Lenin Torres Antonio

El otro frente, es el que encabeza el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, pese a formar parte de esa corriente democrática al interior del PRI fue consolidando y representando la alternativa del hartazgo del pueblo mexicano al anterior régimen, apoyándolo para un triunfo abrumador en las elecciones presidenciales de 2018, viene hacer entonces, Andrés Manuel López Obrador quien representa la esperanza de consolidar esa transición democrática, y quien libra una cruenta lucha contra el bloque opositor quienes desafortunadamente aún no entienden que el único escenario válido para la lucha política es aceptar la transición democrática y la perspectiva de construir un nuevo régimen democrático, transparente y eficiente para enfrentar la grave crisis pública que vive México.

La posición de AMLO, muchas veces incomprendida y a veces ignorada y poco aprovechada, incluso por el mismo bloque opositor new oligárquico, tiene que ver con la coherencia democrática y con su responsabilidad de consolidar esa transición democrática y restituir la funcionalidad pérdida del estado y sus instituciones por la cultura política de la simulación que practicaba el antiguo régimen, y digo desaprovechada, porque el papel de AMLO no puede ir más allá de conducir a México hacia ese nuevo régimen democrático verdadero y no para perpetuarse en el poder como lo intentan hacer ver el bloque opositor new oligárquico, así mismo, tiene que ver con revertir la pirámide poder presidencialista, por lo que tal coherencia democrática le impide ser juez y parte, por eso es un grave error del bloque opositor actuar electoralmente, y no sumarse ha consolidar la transición democrática necesaria si se quiere enfrentar y resolver los graves problemas que laceran la vida en sociedad de los mexicanos y las mexicanas, y darle viabilidad a México como una nación autónoma y autosuficiente.

El bloque opositor new oligárquico (vieja clase política, PAN-PRI-PRD, poder mediático y poder económico) no pueden continuar actuando “como si no hubiera pasado nada”, y pensar y seguir usando la fallida estrategia política, y subestimar a los mexicanos con el discurso acusador que los males de México son por creación espontánea, y que estos dos años resumen la historia de México, esto ni les sirve ni les servirá como estrategia al bloque opositor, al contrario, ha servido para verlos sin argumentos y sin proyecto de país alterno.

Un bloque opositor que no ha entendido que aceptar la transición democrático es un terreno imprescindible no tan sólo para construir una democracia verdadera y un estado de derecho y una cultura democrática; sino también para legitimar la competencia electoral donde presentar proyectos alternativos de país y de hombre, y competir legítimamente por el poder público, comprendiendo que la democracia es el debate de las ideas y no el insolvente marketing político que hizo de la política una transacción mercantilista, y no el arte de buen gobernar para la comunidad y el bien común, el mercado no corre paralelo a la política como se ha intentado establecer, al contrario, la política debe determinar al mercado, que es donde realmente se distribuyen las riquezas de un país.

La necesaria aceptación del lugar común (la transición democrática) para el debate y la contienda electoral pueden tener su fracaso a priori, y espero equivocarme, porque sería abrirle el camino a exacerbar la polarización política, y sin exageración, estar en la antesala de la violencia como instrumento para el cambio social y político:

Uno, porque no existen actores políticos opositores reales, sino representantes políticos del poder económico.

Dos, porque vivimos una severa crisis del sistema de partidos políticos en México, particularmente el otrora bipartidismo PAN y PRI, fueron utilizados por mucho tiempo sólo en las contiendas electorales por el poder económico para mantener el estatus quo, reflejando un insano contubernio entre el poder económico y la clase política, situación que causó el deterioro de esos partidos políticos, y, por ende, del sistema de partidos políticos.

Una manera de probar ese mal uso que hizo el poder fáctico de los partidos políticos PRI- PAN, fue como al principio del nuevo régimen obradorista, al ver que no podían usar a lo que quedaba del desprestigiado bipartidismo PRI-PAN, el poder económico no dudó de hacer uso de figuras de organización social, como las Asociaciones Civiles, y montaron por un tiempo, un ominoso y patético frente opositor anti-AMLO, con el nombre de FRENA, e intentaron desbancar al actual de gobierno con marchas insípidas y plantones fifís en plena pandemia sanitaria del coronavirus, para posteriormente abandonar tal proyecto y a sus esbirros, e impulsar otras figuras supuestamente sociales para continuar haciendo la guerra sucia contra AMLO, hasta terminar hoy día con la desnaturalizada alianza opositora PRI- PAN-PRD para volver a competir electoralmente este año 2021 por el poder público, y volver a utilizar a los partidos políticos como instrumentos para auparse de nuevo cerca de las arcas públicas y los jugosos negocios.

Tres, también podremos sumar a esto como, lamentablemente, los que dirigen esos partidos políticos PAN-PRI-PRD se niegan a transitar hacia la democracia y mucho menos a aceptar la responsabilidad histórica en el deterioro de sus mismos partidos políticos, y principalmente, de la crisis pública que vive actualmente México.

Aunque las cortinas de humo y el poder mediático e intelectual corrompido traten de hacer ver todo lo contrario, la regeneración del poder político está de lado del bloque opositor oligárquico, ya sea para bien o para mal, está en sus manos para bien, si se incorporan a la transición democrático, y esto no implica desaparecer o fundirse, sino presentar y competir con un proyecto de país alterno y dejar la guerra sucia que no se han dado cuenta que no es contra AMLO sino contra México, son ellos que por más de 30 años tuvieron el poder, incluso gozaron de tiempos donde no habían pandemia ni crisis económica, particularmente, el período de Vicente Fox donde los precios del petróleo se dispararon y hubo con qué cambiar el destino de México, además que encabezó, desafortunada, una frustrada transición democrática; y para mal, porque su irresponsabilidad de luchar por el poder por el poder puede llevar a México a una situación peligrosa y sin retorno, impidiendo hacer una 4T pacífica y no violenta.

Siempre he pensado que la crisis pública que vive México tiene que ver con una desviación histórica de los fines de la revolución mexicana, y que se dio durante las últimas tres décadas o quizás un poco más, y que no todo el pasado fue ominoso, y que no todos los personajes de la historia posrevolucionaria fueron pillos y corruptos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.