27 de abril de 2024

¿Por qué Sheinbaum será la presidenta de México?

A propósito de los retos de Claudia Sheinbaum como presidenta de México

Crónicas Ausentes

Lenin Torres Antonio

Unos, son nuestros deseos, empatías, intereses, y otro, “es lo que es”, lo real, producto de diversos factores y racionalidades puestos en marcha para un objetivo, aún más en política donde no hay lugar para el azar, y los actores que detentan el poder procuran no dejar nada a la contingencia, pues se juegan muchas cosas de por medio, principalmente, intereses económicos, y garantizar detentando “el bandido o maldito poder”; claro, también hay excepciones, gracias a ello, han habido grandes transformaciones cualitativas en el desarrollo de nuestra historia como sociedad y país, espero sea el caso el relevo de Claudia Sheinbaum  en el poder del grupo político que encabeza nuestro bien ponderado presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde hace un buen tiempo la sucesión del presidente Obrador se había definido, de los aspirantes, Marcelo Ebrard, Adán Augusto, Ricardo Monreal, Noroña y Manuel Velasco, sólo en Claudia Sheinbaum concurrían características que ninguno de los demás candidatos tenía, y dejando a un lado, a Noroña y a Manuel Velasco, quienes tienen el hándicap de ser de otros partidos políticos aliados, aun cuando Noroña siempre ha estado combativo y ha sido el mejor tribuno que ha tenido el obradorismo en defensa de la 4ª T., los demás candidatos de MORENA provienen del priismo, y sólo Claudia no tiene esos malos antecedentes, además que ha sido quien ha estado cerca del presidente construyendo la alternativa del obradorismo a su llegada al poder en el año 2018, y de haber sacado buenos resultados en las encomiendas que el presidente Obrador le ha asignado, como ganar y conducir el gobierno de la ciudad de México, y que por sus intervenciones que he podido atestiguar, interpreta mejor las ideas que tiene el presidente Obrador del proceso que representa la 4ª T., y la necesidad de consolidar esa transición hacia una democracia verdadera.

Unos hubiéramos querido que el método fuera otro, más transparente y democrático, pero el proceso de transformación política y cultural que representa la 4ª T., principalmente por el corto tiempo que representa el sexenio del gobierno del presidente Obrador y la magnitud del daño al estado y a la política, y la crisis pública que causaron el periodo corrupto neoliberal conservador del prianismo, al presidente Obrador no le quedó otra alternativa más que usar el mismo método de la política en México, y poder garantizar la llegada de la persona que asumiera el reto y el compromiso de lo que representa consolidar la 4ª Transformación Pacífica de México, y no respondiera a una conciencia política y a una cultura enraizada como en las otras tres corcholatas, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal, quienes fueron educados en la cultura del Salinismo y compañía, y que conciben el poder público como de grupo, y no para servir a todos, eso ha sido la diferencia, Claudia Sheinbaum nació en el Obradorismo y no tiene otro referente más que esa cultura política honesta que le ha enseñado el presidente Obrador.

Ahora bien, entender la única alternativa que ha tenido el presidente Obrador para elegir a su sucesora ha sido usar el poder, que uno muy bien podría criticar y que yo mismo he criticado, tiene que ver con no entender el contexto en que se da esa coyuntura histórica política que vive México, con fuerzas poderosísimas que nunca han estado dispuestos a colaborar en la 4ª T. pacífica de México, y desde el primer minuto que perdieron el poder se han dedicado a ejercer una oposición sucia y desleal a México, primero, fusionándose frankenstianamente (aludiendo a Frankenstein) en un solo cuerpo y mente, dándole la razón al presidente Obrador que son los mismos, una clase política que se relevaba el poder público y representaban una cultura política de corrupción y simulación democrática; y después en pertrecharse bajo el manto de una guerra sucia mediática contra el presidente Obrador, dejando a un lado la política del debate de la ideas. Así como hay que entender que el presidente Obrador ha tenido que liarse por un lado, con esa oscura y tenebrosa oposición, que en su vileza no ha dudado en intentar engañar al pueblo mexicano construyendo liderazgos obtusos y pobres, y tratando de construir opinión con su guerra mediática como con su novelesca historia de la indígena súper inteligente y triunfadora producto de la cultura del esfuerzo, y por el otro lado, restituir la funcionalidad perdida del estado mexicano, reeducar a la clase política, crear una conciencia y cultura crítica, y lo más importante, consolidar la transición democrática y responder a las desigualdades que ahondaron el prianismo al trabajar para esa pequeña élite económica y política que todavía detenta más del 50% de las riquezas de México.

El tiempo de los seis años todos sabíamos, ante el enorme reto de reconstruir a México en todos los sentidos, era un corto tiempo, pese a eso, creo que ha restituido la funcionalidad social del estado mexicano, y ha sabido aprovechar las coyunturas de la pandemia, la crisis petrolera y la guerra de Ucrania, el re-orden geopolítico para relanzar a México como un liderazgo en el continente Americano; y ante la falta de tiempo de  crear una nueva clase política, sentó las bases para un relevo posterior que seguro se dará con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México.

El buen olfato del sector empresarial que siempre ha salido indemne en las rupturas históricas que ha vivido México, sabe que no hay oposición, y que Xóchitl Gálvez es un grotesco personaje que construyó su trabajador, a quién le dieron la responsabilidad de organizar y conducir la oposición para volver al “pinche poder”, X González, y que les falló, hoy los vemos reunirse la plana mayor empresarial y económica con Claudia Sheinbaum, quienes saben que será la próxima presidenta de México.

Si bien es cierto que Claudia Sheinbaum será la primera presidenta de México, y que representa la esperanza de nuestro buen presidente Obrador de dejar en buenas manos la continuidad de la 4ª T., también es cierto, que tiene por delante unos monumentales retos para consolidar la 4ª T. pacífica de México, como hacer real una transición democrática y crear una cultura política de la verdad, construir un sistema de partidos políticos alejados del poder económico, promover y hacer una reforma judicial que limpie la impartición de justicia de privilegios y corrupción, así como promover una nueva clase política moralizada con la que pueda hacerse acompañar para consolidar la 4ª Transformación pacífica de México, y lo más importante, lograr una justa redistribución de las riquezas que permita crear como mayoría una clase media, redistribución que permitirá reducir al mínimo la insultante pobreza que hoy todavía y pese al gobierno social del presidente Obrador nos escupe a la cara.

La 4ª T. implicará que el 2024 el pueblo mexicano le dé una mayoría suficiente al obradorismo, pues difícilmente esa clase política conservadora que lidera la oposición prianista cambiara su mentalidad, y nunca entenderá que la 4ª T. no tiene color ni ideología, que como la Independencia, la Reforma y la Revolución es con el pueblo. Por eso todos los obradorista debemos apoyar a Claudia Sheinbaum quien es la continuidad del obradorismo, y ese apoyo debe ser desde la cultura crítica para evitar cualquier desvío de los principio del obradorismo, ¡no mentir, no traicionar y no robar! para garantizar la 4ª Transformación pacífica que merece México.

Los retos de Sheinbaum son enormes, pero tiene a favor un pueblo que ha despertado y quiere ser partícipe de esa Cuarta Transformación Pacífica de México, pero también debe tener en cuenta que tiene enfrente un pueblo que ya sabe que tiene el poder de “poner” pero también de “quitar”.

Agosto de 2023