9 de octubre de 2024

Medita tu regalo para el día de mañana

Rosalba Arellano

Es el día del niño… y de la niña, o vamos diciendo de una vez de la infancia para sonar más incluyentes. No van a faltar desplantes de solidaridad y juguetes que lleguen o que sean entregados a diestra y siniestra, o más a “siniestra que diestra” porque muchas veces estos actos de bondad-caridad-fraternidad-empatía son ganchos para conseguir votos o simpatías, y más en época electoral.

Pero yo quisiera poner la nota discorde… y si en lugar de ser candiles de la calle y oscuridad de nuestra casa comenzáramos por tratar con dignidad a los de casa.

O a tratar de erradicar la explotación infantil de padres hacia sus hijos.

Les regaláramos, no un dulce ni una muñeca, sino un mundo más menos violento y más justo.

Que tal si comenzamos por quitarnos de la cabeza esa trillada frase de que los niños son el futuro de la humanidad, ya que ninguna semilla o plata dará flores y frutos en el futuro, si no la regamos y la procuramos en el presente.

Me parece muy bien, con todos sus “asegunes”, el apoyo que se les está brindando a los jóvenes para que construyan el futuro, nada más que no se nos olvide que los adultos estamos hoy construyendo el presente y el material más preciado es la niñez, y que no se me sienta nadie…pero, chueco o derecho, nosotros ya tenemos las herramientas para defendernos y muchas veces para formarnos un criterio.

Pues así con el día del niño… y la niña. Deseo de todo corazón que encontremos un punto medio entre la cursilería de vestirnos de “niños” para entretenerlos y el extremo de dejarlos solos frente al televisor por muchas horas mientras “se divierten” con sus videojuegos.

Invirtamos en ellas y ellos el material más preciado que tenemos, ese que es intransferible e irremplazable: nuestro tiempo y experiencia, enseñémosles lo que podamos pero hagámoslo con amor, con afecto y atención, con consideración y paciencia, porque seguramente el tiempo que les dediquemos será el más relevante de nuestras vidas y nos hará a nosotros mismos mejores.

En el día del niño y de la niña, que se celebrará, démonos un espacio para también celebrar lo que queda de inocencia en nosotros, de ilusión, de capacidad de divertirnos con poco, de ser felices con lo que tenemos y de no futurizarnos como deporte sino de vivir el aquí y el ahora como lo hacen ellos, los grandes maestros del asombro, del sentido común y del goce.

Felicidades niños. Felicidades niñas.

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