• Uno de los retos es invertir en infraestructura para contar con cobertura adecuada: Flor Mireya López Guerrero, del IGg
• La especialista refiere que una parte importante de la población desconoce el manejo de aplicaciones para atención de salud
• Trabaja en un proyecto para identificar, mediante la geografía, la viabilidad de implementar en el país servicios médicos a distancia
La salud digital debe ser una política integral que haga sinergia con varios sectores en beneficio de la población; aunque no es la solución absoluta, puede acelerar el ritmo para lograr cobertura universal, consideró Flor Mireya López Guerrero, investigadora del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.
Recordó que desde la década de los 70 se conocía la “telemedicina” (prestación de atención a distancia), la cual evolucionó a “salud digital” debido a los avances tecnológicos; abarca el uso de recursos digitales para incorporar los procesos de gestión, administración y manejo de servicios de salud, sobre todo para llegar a lugares lejanos que carecen de infraestructura en la materia.
“En todo México hay zonas rezagadas en infraestructura digital, por lo que otro reto es invertir en tener una buena cobertura digital para que mediante la virtualidad se hagan diagnósticos precisos con imágenes, y acelerar consultas médicas o de laboratorio. Cambiar el paradigma significa también estar con la mejor disposición para adaptarnos a estas nuevas tecnologías, tanto médicos como sociedad en general”, destacó.
A pesar de que existen aplicaciones digitales en teléfonos móviles en el rubro de salud, afirmó que una parte considerable de la población no las usan porque se resiste a la tecnología; la mayoría de los adultos mayores no saben cómo ingresar a ellas. Por lo tanto, es necesario capacitar a la gente para que sepa cómo usarlas y realizar teleconsultas para pasar a la especialidad con un diagnóstico certero.
Para la experta lograr una coordinación vertical en los servicios en la materia es otro desafío, toda vez que actualmente hay una gama que no lo está; hacerlo facilitaría su distribución porque el paciente podría acceder a éstos y a su historial médico en el momento y lugar que requiera para consulta u hospitalización, lo cual le permitiría ahorrar tiempo y dinero.
“La pandemia por COVID-19 nos ha abierto muchas puertas para identificar cuáles son los rezagos en varios aspectos, pero sobre todo en salud. Podemos comenzar a adecuar estrategias en materia de salud digital, ya que para lograr esto es necesario tener en cuenta que la cobertura universal tiene cuatro principios, que son: la prevención, identificación, tratamiento y seguimiento de enfermedades”, subrayó.
Salud digital en México
Durante su estancia de investigación en la University College de Londres, López Guerrero tuvo conocimiento de la incorporación de la tecnología en los servicios de salud a través del seguimiento a distancia de tratamientos en pacientes con enfermedades prolongadas. Para asegurarse de que tomaran su medicamento a la hora adecuada, desarrollaron e implantaron sensores en las tapas de los frascos de medicina, de tal manera que si no las ingerían un médico llamaba por teléfono para recordárselos.
“Este hecho llamó mi atención debido a que es una forma de prevenir situaciones graves, disminuir la saturación en hospitales o consultorios por esta razón y darle seguimiento a los pacientes, sobre todo en padecimientos como el cáncer, obesidad y ahora COVID-19. En muchos países están adaptando este tipo de tecnologías en diversos campos de la medicina y considero que México tiene la disposición de incorporar la salud digital al sector salud en general con éxito”, afirmó.
Flor Mireya López destacó que en el país hay nueve millones de personas que radican en 120 mil 531 comunidades rurales que enfrentan situación precaria en atención de salud; entre más dispersa sea la población, menos acceso tiene.
“A esta situación se suma la inseguridad, ya que varios médicos no asisten a algunas comunidades rurales debido a la violencia; por estas razones, la salud digital debe ser una política integral que haga sinergia con varios sectores en beneficio de la población”, sostuvo.
Con el fin de analizar qué tan posible es que México se adapte a la salud digital y, sobre todo, cómo lograr introducir las tecnologías de la información en los procesos de administración socioterritoriales de los accesos a la salud, Flor López trabaja en el proyecto PAPIIT “La salud digital como una alternativa de universalización de los servicios de salud”.
“Gracias a la geografía podemos ver en dónde y cómo están distribuidos los servicios médicos; es decir, ubicar poblaciones grandes o pequeñas, con qué tipo de servicios cuentan, qué tan cerca o lejos están de hospitales y la frecuencia con la que acude la gente al médico o si están sobresaturados, entre otros datos de análisis más”, explicó.
Con este estudio, aseveró, buscan potenciar los horizontes de la medicina y de las habilidades de los médicos; que la salud digital y los flujos de información que maneja contengan amplia efectividad; hacer un análisis en redes para discernir la carga de enfermedad o estado de salud; es decir, obtener automáticamente el perfil epidemiológico de la población.