23 de abril de 2024

Versión estenográfica. Ceremonia de homenaje póstumo a Arnoldo Martínez Verdugo, desde la Rotonda de las Personas Ilustres

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos, estimada Martha; familiares, compañeras, compañeros de Arnoldo Martínez Verdugo:

Me da mucha satisfacción participar en esta ceremonia para colocar los restos de Arnoldo en este panteón dedicado a las personas ilustres de México. Y es un reconocimiento muy merecido y, como lo mencionó Martha, ganado a pulso por Arnoldo.

Voy a reflexionar de manera breve sobre dos virtudes, dos cualidades y dos aportes que considero importantes de Arnoldo.

Tuve la dicha de conocerlo y me consta que fue uno de los precursores del movimiento democrático de nuestro país, pero en algo muy significativo, porque a él le toca encabezar el movimiento de la izquierda para participar en la vía electoral y democrática.

Ese proceso, como también lo recordó Martha, no era tan sencillo de explicar y entender, porque en la izquierda, de acuerdo al marxismo y a las ciencias sociales, las transformaciones debían darse por la vía armada, no se concebía en el conocimiento, la doctrina clásica del marxismo, la transición o el lograr los cambios por la vía electoral, por la vía democrática, por la vía pacífica.

Ahora es distinto, pero en el tiempo en que Arnoldo optó, decidió abrir este camino en México sí había resistencias; lo menos que se decía era que el que optaba por esta vía era un reformista, un pequeño burgués.

Pasa el tiempo y ahora ya sabemos que esa vía electoral, democrática, pacífica, es posible para lograr una transformación profunda, estructural, radical, sin violencia. Lo intentó Salvador Allende y otros dirigentes, pero ahora ya está acreditada esa vía, y esa es una contribución importante de Arnoldo.

Lo otro que destaco es la honestidad de Arnoldo, que tiene que ver con los valores morales de los antiguos comunistas. No olvidemos que el Partido Comunista se formó, se constituyó en nuestro país en 1919, es el partido más antiguo del país, de México, y de ahí surgieron dirigentes hombres, mujeres excepcionales, y con el distintivo, casi todos, de la honestidad.

Hace relativamente poco estuvimos aquí homenajeando a Valentín Campa, que formaba parte de la misma corriente de pensamiento, y ahora a Arnoldo, que también, me consta, vivió y murió como un hombre modesto, austero, sin lujos, sin bienes materiales, siempre poniendo por delante los ideales y los principios.

Esas son las dos reflexiones que puedo hacer con relación a Arnoldo.

Me da mucho gusto que estén aquí quienes fueron sus contemporáneos, alumnos, alumnas, amigas, amigos, que lo querían mucho. Se me viene a la memoria Carlos Payán y Tlayacapa en los últimos tiempos, y muchas personas vinculadas a Arnoldo que nos acompañan en esta ceremonia. Me llevaría algún tiempo recordarlos a todos, señalarlos a todos, pero los felicito y los abrazo porque están aquí quienes quisieron mucho, mucho, mucho a Arnoldo.

Repito, no los voy a mencionar a todos, pero les felicito y además también les hago el reconocimiento porque el estar aquí en este sitio recordando a Arnoldo, pero sobre todo siguiendo su ejemplo demuestra que son mujeres, que son hombres con principios y con ideales como Arnoldo. Un abrazo cariñoso a todas, a todos.

Martha, un abrazo con todo mi cariño.

Y a todos los familiares.

A Rubén, que viene de la misma corriente, es resultado del proceso de lucha, no sólo paisano de Arnoldo, sinaloense, sino también militante de ese partido al que hice mención, el primer candidato, bueno, la primera vez que fuiste candidato, fuiste PSUM, sí, y luego ya la tercera fue la vencida.

Y también la presidenta municipal de Mocorito, que está aquí con nosotros, la tierra de Arnoldo.

Y pues ¡que viva Arnoldo Martínez Verdugo!

VOCES A CORO: ¡Que viva!