29 de marzo de 2024

Supremo poder conservador

“La verdadera doctrina de la derecha es la hipocresía”
Carlos Monsiváis

“Los consejeros electorales están convertidos en el supremo poder conservador.
Ya deciden quien es candidato y quien no”

Mario Delgado, Dirigente Nacional de Morena

Segundo C. Padilla Cruz

El pasado domingo 4 de abril iniciaron en el país las campañas electorales, las cuales, serán finiquitadas a principios del mes de junio del presente año. Así es, en absoluta concordancia con las fechas de semana santa, el pasado domingo resucitó en México un nuevo episodio electoral que tapizará la geografía de la república durante los siguientes meses. Con el inicio de este nuevo episodio en la democracia mexicana, inicia también la veda electoral del mandatario federal y otros servidores públicos que tengan cargos en el gobierno en sus distintos rubros: federal, estatal y municipal. Los discursos, al igual que las acciones y presentaciones públicas, bajo cierto contexto, quedarán limitadas hasta que el proceso electoral haya culminado y hasta que los candidatos sean confirmados ganadores por la vía del voto popular.                                                                          Sin embargo, si bien el panorama es óptimo para que tales elecciones se den de manera limpia y expedita, así como no tocadas por poderes facciosos y sectoriales representantes de grupos e intereses particulares, aunado a que después de mucho tiempo tenemos realmente a un gobernante con credibilidad moral y política como el presidente Andrés Manuel López Obrador para velar por unas elecciones limpias, como verdadero vigilante de la democracia; la verdad es que la realidad ahora se ve opacada, cuando no debería, por el órgano que en sus facultades constitucionales debe velar por unas elecciones trasparentes. Así es, nos referimos al INE y a su “ardua labor” para que esto sea posible.                     Pero muy al contrario de ello, es el lenguaje y las acciones de los consejeros de este organismo los que no han sido de lo más certeros e imparciales, así como tampoco políticamente correctos. Muy al contrario de ello, se han comportado como unos “conservadores neoliberales”, es decir, como defendiendo intereses particulares y no públicos. Como si el espíritu de la democracia fuera el gobierno de unos pocos a costa del descontento de muchos. Dos casos pueden sostener emblemáticamente esto, por un lado, la reforma a la ley que dice que los partidos no pueden negociar en el congreso para tener mayoría, y por el otro, la suspensión de candidatos por no presentar en “tiempo y forma” su declaración financiera en precampaña. Lo primero llama la atención no por su buena voluntad en el devenir democrático de México, sino por no haberlo hecho antes, es decir, a partir de 2014 cuando fue elegido Consejero Presidente Lorenzo Córdoba. ¿Por qué repentinamente hacerlo ahora? Lo segundo, porque no parece un acto de transparencia, sino más bien, un acto de juego sucio contra la 4T. En tanto una gran mayoría de esos candidatos eran del partido actualmente postrado en el poder.                                                                                                       Sin olvidar, además, que ya en semanas pasadas hubo un intento por cancelar las famosas conferencias mañaneras del Presidente, como si estas últimas tuvieran de suyo y de principio la intención de hacer campaña electoral al partido que representa el gobierno federal, cuando en realidad, es más un ejercicio de rendición de cuentas y debate público. Pero si a inconstitucionalidades nos vamos, lo cual parece preocuparle en demasía al INE y sus consejeros, qué decir del sueldo de su consejero presidente, el cual es de todos bien sabido que irrumpe la ley ganando más salario que el mismo presidente. Ahí nadie parece decir nada, y los preocupados por finiquitar el “Estado de chueco” callan como piedras. Pero bueno, así es la hipocresía del conservadurismo.                                                      Como es evidente, el papel de los consejeros del INE, sobre todo de Lorenzo Córdoba y su monaguillo: Ciro Murayama, ha sido la de un árbitro que es todo menos vendido (lo de vendido siempre lo hemos sabido), pues interviene en una contienda cuyo comportamiento debería ser imparcial ante la circunstancia, no obstante, y al contrario de ello, su papel ha sido la de un árbitro conservador que parece inclinar la balanza hacia un lado (del PRIAN). En definitiva, el arbitro: el INE, está convertido en un atleta al que no le han avisado que mientras menos juegue e intervenga en el partido electoral, el resultado y el juego será más limpio con una dinámica diferente y de verdadera transformación.                                                       Por tanto, hay que recordarle al órgano electoral que su papel en la contienda es de mediador y no de participación, así como su papel y figura, no es de poder a la altura del Legislativo, el Ejecutivo y o el Judicial como bien lo mencionó en comparecencia el Diputado del Partido del Trabajo Gerardo Fernández Noroña. Su importancia radica en velar para que haya elecciones justas y limpias, y estas se den en el marco de la ley. El INE y sus consejeros no son la democracia, esta última es el pueblo ejerciendo el voto vía una contienda popular de bien común. El INE no puede elegir, quitar o poner candidatos, tampoco puede hacer guerra sucia a un partido que se perfila y, de hecho ya es, primera fuerza política en el país. El actuar del INE y sus consejeros no puede ser supremo poder, y menos supremo poder conservador. El INE en ninguna manera es la democracia, es únicamente el árbitro para que la democracia se dé. La democracia somos todos porque todos juntos la hacemos posible al emitir de manera libre y secreta nuestro voto electoral.  

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