29 de marzo de 2024

Ser, existencia, finitud y temporalidad

Cuanto más consciente es el hombre de su muerte, más lo será también de su individualidad y de que tiene que vivir siendo él mismo: apurará sus posibilidades de ser antes de que con la muerte llegue el cese definitivo de toda posibilidad.

-Martin Heidegger, Filósofo Alemán   

Por Segundo Carmelo Padilla Cruz

Una de las preguntas más importantes planteadas en la historia del pensamiento es aquella que se cuestiona por el hombre. En sentido puro, la pregunta queda remitida desde la simple y compleja formulación: ¿qué es el hombre? Cuestión que implica la duda y el interés por indagar (qué), la cópula que recae en el verbo ser (es), y por último, la palabra requisito de la indagación (hombre). 

La respuesta no posee una sola variante, es decir, no posee una línea de contestación y tampoco una sola consideración teórica. Distintas ciencias de las humanidades y las ciencias sociales, así como otros saberes, han respondido a la cuestión. Sin embargo, en este cometido queremos seguir a Martin Heidegger. Reconocido filósofo cuyo pensamiento se ancla con la idea de filosofía “pura”. Su obra magna: Ser y tiempo (1927), si bien era un texto que intentaba presentar una especie de sistema filosófico, así como reclamar a la filosofía y toda la tradición filosófica dos cuestiones fundamentales: 1) el olvido del ser y 2) el ser de los entes, fue más bien un hito que recayó en un estudio existencial, literalmente en un replanteamiento del concepto de hombre. Reclamado desde siempre por la Filosofía, la Antropología y la Psicología.

El filósofo no quiso casarse con la tradición ni con ninguna concepción previa respecto del concepto de hombre, es decir, no quiso hablar bajo esos términos ni tampoco bajo otros como sujeto, persona o actor social. Más bien, el filósofo ancla la discusión desde otra temática. Dando una singularidad oscura al término así como un nuevo sentido. No obstante, cabe decir, este nuevo campo llevado al territorio del ser y del tiempo.

En la noción filosófica de Heidegger lo primero que hay que cuestionar es acerca del ser (qué es el ser). Desde la filosofía esta cuestión posee una respuesta, aunque no satisfactoria para el filósofo. Pues según él, cuando preguntamos por el ser es común responder desde lo ente, es decir, desde las cosas que tienen presencia ante el sujeto que las observa. Heidegger dirá que el hombre es distinto a todos los demás entes (cosas) en tanto él, y solo él, tiene la peculiaridad de preguntar por el ser. Ante este enfoque del pensamiento y la novedad con que el alemán aborda el problema del ser, el autor introduce la idea del tiempo. Cuestionando cuál es la relación que guarda la temporalidad con el ser. Para él, en la pregunta del ser también está implícita la idea del tiempo. De esto, el filósofo dirá que entre el ser y el tiempo se encuentra el hombre, aunque más bien, la existencia (Dasein). Esta última, es la nueva reformulación que Heidegger hace respecto del hombre o sujeto. Pues para él, lo más apropiado es la idea de existencia. Momento que es resultado de la fusión de considerar al ser bajo la noción de tiempo.

Ya en estos términos, el autor dirá que la existencia acontece en el tiempo. Y solo podemos sabernos existentes en tanto consideremos, en nuestra circunstancia existencial, esta noción. Ser es existir. Y el existir es inseparable de la idea de tiempo. Preguntar por el ser es anclar la temporalidad en el ente que pregunta por el ser (es decir, el hombre). Saber que existimos, o que el hombre es existencia, nos permite reconocernos a nosotros mismos y descifrar que nosotros no somos entes como cualquier otro. El hombre, llamado ahora por Heidegger: existencia, no puede ser entendido como solo presencia bajo ningún modo. Pues la esencia del hombre es existir y la existencia es temporal porque acaece en el tiempo.

¿Cómo sabernos existentes atravesados por la idea de tiempo? La respuesta está en el concepto de finitud. La cual solo es perceptible a la conciencia bajo la idea de la muerte. Entendida esta última como la terminación de la existencia y como el desaparecimiento del tiempo en el ser. Considerar que somos existencias destinadas a la muerte, es decir, que somos finitos es aquello que nos permitirá tener una vida autentica y, en ese sentido, sabernos realmente humanos correspondidos con nuestra naturaleza. Esta es la nueva respuesta a la pregunta por el hombre dada por Heidegger. Una respuesta que se resume en lo siguiente: el tiempo, en estricto sentido, no existe. El tiempo somos nosotros porque nos sabemos finitos. El tiempo es nuestra existencia y, fuera de ella, el tiempo no tiene sentido. La muerte es el fin de nuestro tiempo, aunque no del tiempo de los (otros) existentes. Somos, por tanto, una existencia en el tiempo.