25 de abril de 2024

MIS PRIMEROS APUNTES| Por Elena de Troya

La discapacidad vista desde el ángulo de quien la enfrenta; agradecemos a nuestra amiga Elena de Troya por compartir con nuestros lectores este texto, que sin duda invita a la reflexión. Nos escribe desde Guerrero.

Mi nombre es Elena y soy una persona con discapacidad, es una discapacidad que yo no elegí, que no fue por descuido o culpa de alguien, el azar me puso en esta condición y así transcurrirá el resto de mi vida, nunca he culpado a nadie ni me siento culpable de nada, sin embargo, es un hecho,  en México y en el mundo, las personas con discapacidad, vivimos en un mundo paralelo, un mundo que nos queda grande, que muchas veces es hostil y nos discrimina, los esfuerzos gubernamentales son apenas un brochazo mal dado en una casa que requiere de una pintura brillante y mantenimiento constante, hoy vemos rampa para minusválidos, pero hay tantas minusvalías que hacen innecesaria o poco útil esa rampa, vemos lugares para discapacitados, se otorgan placas especiales y que, el 99 por ciento de las personas que ocupan esos espacios, cínicamente no presentan ninguna discapacidad, más que la placa que porta su vehículo, de ese tamaño es la indolencia en la que día con día, tratamos de hacer una vida, lo mas cercano a la normal.

A continuación, describo algunas situaciones incómodas en la vida de personas con capacidades diferentes.

Ámbito laboral

En un centro gubernamental en una ciudad de nuestro país.

Los gobernantes dan empleo a toda clase de personas entre ellas a discapacitados y acordé a sus capacidades los colocan en diferentes áreas con personas normales, en este mundo abunda el egoísmo, la envidia, el resentimiento y cuando es palpable el trato distintivo a personas con discapacidad, la inconformidad se genera en los demás y comienzan a buscar la manera de complicar la vida de estas personas, a continuación, se detallan algunas escenas.

En el área de recepción de un centro de atención gubernamental estatal existe un módulo que comprenden las áreas de información, caja y registro de pacientes, para cada área están para atender dos personas, en total son 6 personas en ese pequeño lugar, tres de ellas son discapacitados cuyos nombres son Ernesto N, Ana N y Luisa N y tres normales, sus nombres son, Jorge N, Rita N y Amanda N, la discapacidad que tienen las personas que están ahí es motriz y visual razón por la cual almuerzan ahí, lo que provoca molestia en una de las mujeres normales. Este dialogo es frecuente:

Amanda -Deberían irse al comedor aquí se huele a comida y me molesta.

Luisa -Don Ernesto  come aquí y no le dices nada.

Amanda  -Pero él es mi amigo.

Luisa  -Pues ni Ana  ni yo nos vamos a ir de aquí, ya hablamos con nuestro jefe.

Otro día en ese centro de trabajo con las mismas personas

Amanda  -Saben que ustedes estorban, yo necesito más espacio para realizar mi trabajo.

Luisa  -Pero nosotras estamos en nuestro lugar tu nos estás invadiendo.

Jorge  -Eso es cierto, tu Amanda  y Ernesto  las están invadiendo, ustedes pueden adaptarse a su

lugar.

Amanda  -Bueno, bueno pueden quedarse ahí.

Luisa  -Lo que haces es discriminación.

Ámbito familiar

En la familia de Ma Luisa N ella fue la primera y nació con discapacidad, le faltó por desarrollarse una pierna, tuvo 9 hermanos y ella como la mayor fue quien ayudó a su mamá en la atención de sus hermanos, prácticamente ella realizaba las tareas del hogar, ella no estudio sus hermanos todos son profesionistas, hoy día vive con una de sus hermanas y es quien cocina y hace todo el quehacer de la casa.

Gema N, la dueña de la casa:

 -Luisa, mañana se va a festejar el cumpleaños de papá, date prisa en preparar todo ya

sabes que llegan todos nuestros hermanos.

Luisa  -¿Me podrás ayudar con algo de la comida?

Gema  -En primera sabes que no me gusta cocinar, y en segunda debo convivir con mis invitados ya

que llegan a mí casa y tú estás aquí de arrimada.

Luisa solo bajo la cabeza y guardo silencio.

Ámbito amoroso

Antonio N es un hombre invidente se unió a una mujer normal ella le dio 3 hijos, pero no lo quería se unió a él por interés ya que él trabaja en el DIF y en la SEP, Antonio se compró un terreno e hizo una pequeña casa de madera, con los años se separaron y ella le quitó la casa, él compro un carro y una moto, sus hijos se los quitaron, en la actualidad tiene otra pareja, pero solo le quita su salario y ni siquiera está al pendiente de su vestir, anda con la ropa sucia y todo desaliñado.

Lulú N y Beto N son una pareja de discapacitados ella casi no puede caminar y él está en silla de Ruedas, se enamoran y viven juntos durante 15 años, él a pesar de su discapacidad hace todo por ella, tanto en casa como fuera de ella, la tiene muy consentida, pero Beto enferma y fallece, dejándola sola y desamparada, hoy día Lulú vive sola y triste y aun cuando ha buscado  otra pareja nada es igual a como fue con Beto.

Ana N es una chica con discapacidad que ha comenzado a querer dejar de sentirse sola y busca una pareja, pero ella sueña con que alguien normal se fije en ella, y sí, tiene esa suerte, entre comillas, durante 3 meses ha estado tratando a Ramón N, él muestra interés en ella y le dice que quiere estar con ella en la intimidad, ella termina por dejarse convencer y un día se entrega a él, pero después de ese día Ramón le dice que tiene que irse a trabajar lejos y que ya no la podrá volver a ver, ella se siente defraudada, utilizada y piensa que el solo quiso estar con ella por morbo, realmente es algo que nunca va a saber ya que jamás lo volverá a ver aun cuando el sigue en el mismo lugar pero ya no quiso saber nada más de ella.

Historia de una vida llena de orgullo

Román N era un joven de 25 años, deseoso de recorrer mundo por medio de las carreteras, así que busca empleo de chofer en tráileres y autobuses de pasajeros, de esta manera recorre gran parte de la república, su carácter es fuerte voluntarioso y orgulloso, trabaja en el DIF y en ocasiones le mandan que traslade a grupos de personas discapacitadas a diferentes municipios de la región, algunas personas tienen que llevar sus sillas de ruedas y de cierta manera es responsabilidad de Román  ayudar a subir y bajar sus sillas del autobús y lo hace pero no de buena gana, más bien con desprecio.

Pasan los años, se casa y tiene 3 hijos, él sigue en su empleo lo que lo hace feliz, recorrer las carreteras, han transcurrido 50 años es ya un adulto mayor de 75 años, es época de pandemia, Román es diabético y aun cuando se ha cuidado pesca una infección en el dedo de un pie y va al médico y recibe la atención, pero por cuestiones del destino es necesario amputarle el pie, de ser un hombre independiente, altivo y orgulloso, ahora está postrado en una silla de ruedas,

lamentablemente para él su tonto orgullo no lo abandona y su actitud es altanera con sus demás compañeras discapacitadas y encima de todo es un hombre que ni siquiera tiene educación y tampoco conoce el respeto que se les debe tener a las mujeres y se atreve a decir improperios en contra de ellas, la vida, el destino, el karma cobra todo y lo que das es lo que recibes, su esposa tiene cáncer de senos y también resultó amputada, el fin de Román aún es incierto, tiempo al tiempo.

Este texto no es un reclamo ni un desahogo, es un ejercicio de voluntad, es el primero que hago y espero, no sea el ultimo, es mi voz, afortunadamente mi discapacidad no me impide ser lucida, consciente y profundamente preocupada por todas las personas con discapacidad de México y del mundo, luchar porque, asumiendo que no somos iguales, se nos otorguen garantías en todos los ámbitos de la vida cotidiana, es claro, tratar igual a los desiguales, pues es una injusticia.