28 de marzo de 2024

En su edición 2022, el World Monuments Watch elige a Teotihuacan para atender su problemática social

  • El programa busca sumar voluntades en torno de un plan maestro compuesto por proyectos específicos enfocados a reducir la carga social sobre la urbe prehispánica

Un plan maestro, compuesto por proyectos específicos que tienen como objetivo reducir la carga social sobre la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ZAT) y beneficiar a las comunidades aledañas, fue elegido por el programa World Monuments Watch (WMW) 2022, lo que permitirá, durante dos años, encauzar una serie de acciones que redundarán a corto, mediano y largo plazos, en la preservación de esta ciudad prehispánica incluida en la Lista de Patrimonio Mundial.

La Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se congratula por la elección de la propuesta de la emblemática ciudad prehispánica, ubicada en el Estado de México, la cual fue seleccionada junto con otras 24 de igual número de sitios patrimoniales del orbe.

A cargo del World Monuments Fund, el programa WMW 2022 está destinado a promover el diseño e implementación de iniciativas de conservación específicas, las cuales incluyen la promoción, planificación, educación e intervenciones físicas en los sitios nominados. Se trata de un programa de procuración de fondos con los que se espera obtener ayuda y cooperación internacional para realizar proyectos de beneficio social regional.

El objetivo del WMW es mejorar el bienestar humano mediante la preservación del patrimonio cultural, con la colaboración de socios, a fin de contrarrestar la problemática de los espacios patrimoniales impactados por desafíos globales como el cambio climático y el turismo desequilibrado, empoderando a las propias comunidades para ello.

Al respecto, el programa de vigilancia del World Monuments Fund señala que “los acontecimientos recientes en el mundo, han puesto al descubierto el hecho de que ciertos grupos no solo han sido pasados por alto, sino excluidos activamente de la representación en el espacio público y en la toma de decisiones sobre qué debe preservarse y cómo. Buscamos nominaciones que eleven las voces de los no escuchados y destaquen la herencia que sigue estando subrepresentada”.

El director de la ZAT, quien postuló el sitio para atender la carga social de la región, sostiene que las condiciones socioeconómicas de las comunidades del Valle de Teotihuacán están impactadas por la dependencia de estas con el turismo del emblemático lugar. El binomio: precariedad = presión sobre el asentamiento prehispánico se exacerbó con la contingencia sanitaria derivada de la COVID-19.

Conforme a datos del Índice Básico de las Ciudades Prósperas, realizado por ONU-Habitat en la región del Valle de Teotihuacán, pese a la ampliación de servicios públicos, en el lustro 2010-2015 “…incrementó de 45.6% a 53.7%, la población con algún nivel de pobreza, y de 51.2% a 65.7%, la población con ingreso inferior a la línea de bienestar (Conapo, 2015; Coneval, 2017; Sedesol, 2018), situación que se ha traducido en la consecuente carga social sobre el patrimonio arqueológico que resguarda la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacan.

Ese factor social provoca que muchos de los habitantes de la región busquen una entrada económica para subsistir, y el único punto focal que hay para cubrir esa necesidad es la zona arqueológica. Lo que redunda en invasión de comerciantes y de prestadores de servicios, en algunos casos informales y en otros, ilegales; más de tres mil, los fines de semana en los alrededores y al interior del sitio. Así, sola, la Zona Arqueológica de Teotihuacan está conteniendo este problema social.

Asimismo, el crecimiento poblacional –condicionado además por estar en el área de influencia de grandes proyectos de infraestructura como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles– incrementa la presión sobre las áreas de amortiguamiento de la ZAT, los polígonos B y C, hasta donde se extendían las unidades residenciales de la ciudad prehispánica, la cual en su mayor apogeo (450-650 d.C.) llegó a tener hasta 22.5 kilómetros cuadrados.

Partiendo de este diagnóstico, directivos del sitio arqueológico han comenzado a delinear un plan maestro que, sumando a la sociedad civil, el sector privado y público de los tres órdenes de gobierno, puede facilitar romper esa pauperización social, a través de la capacitación y el fortalecimiento de las competencias, a fin de que redunden en una mayor oferta laboral; alineado estrategias y programas de trabajo de cada una de las partes.

El plan maestro se compone de diversos proyectos: el mejoramiento de la imagen urbana de los centros de población de los barrios que están alrededor de Teotihuacan; la construcción de un centro de bienestar animal, para atender principalmente a los perros que deambulan por la zona arqueológica y las comunidades, los cuales representan una amenaza para la fauna endémica; y el saneamiento del río San Juan.

El World Monuments Watch brindará facilidades para visibilizar estos problemas, sumar voluntades para su solución y conseguir donadores para cada una de estas iniciativas.

Atajar la problemática social que, a su vez, influye en la mercantilización del sitio patrimonial y su entorno, permitirá que la Zona Arqueológica de Teotihuacan conserve el Valor Universal Excepcional por el que fue inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial, hace cerca de 35 años.